“Bien hecho, mi buen siervo fiel." Mateo 25:23 NTV
Llega un momento en que la oración se convierte en una forma de prórroga espiritual. Es hora de dejar de orar y empezar a actuar. Por favor, no me malinterpreten. Oren por todo. Luego oren un poco más. Pero en algún momento, tenemos que dejar de orar y empezar a actuar.
Me pregunto cuántas de nuestras peticiones en oración están dentro de nuestro propio poder el llevarlas a cabo. Sin embargo, le pedimos a Dios que haga lo que podemos hacer nosotros mismos, y luego nos preguntamos por qué Dios no responde.
Tal vez sea porque Dios no hará por nosotros lo que podemos hacer por nosotros mismos. Dios no es honrado por las oraciones que están dentro de nuestras posibilidades; Dios es honrado cuando le pedimos que haga lo humanamente imposible. De esta manera, Dios obtiene toda la gloria!
Hay algunas cosas sobre las cuales no necesitamos orar, por ejemplo:
No necesitamos orar por amar a nuestro prójimo (familia, vecinos, amigos, el jefe).
No necesitamos orar por ser generosos o tener misericordia por los demás.
No necesitamos orar por bendecir a alguien cuando está en nuestro poder hacerlo.
No tenemos que orar para poner la otra mejilla o aguantar un poco más.
Dios ya ha hablado sobre esos temas, así que deja de orar por ese curso que tanto anhelas tomar y llena la solicitud de admisión, deja de orar por el remordimiento que sientes por haber ofendido a un amigo o por la última discusión con tus padres o esposa, simplemente haz una llamada y pídeles perdón. Deja de pedirle a Dios que cambie a las personas, mejor pídele amor para dar a esa persona difícil. Deja de orar por los niños con hambre en África, haz algo por los necesitados de tu barrio.
Una de mis heroínas más admiradas por su carácter y coherencia es mi esposa, recuerdo claramente la primera vez que asistió a una iglesia cristiana; cuando terminó el servicio me dijo: "si esta padre, la música, el ambiente, pero ¿y dónde está el mensaje de caridad, ayuda y amor al prójimo?"
Me imagino cómo sería si en todas las iglesias acordaran leer un libro de la biblia tantas veces que llegaran a un punto en que todo lo que se dice en él acerca de hacer o no, en verdad lo hiciéramos, y solo hasta entonces podríamos comenzar con nuevo estudio.
El problema de leer la Biblia puede ser que suele ser demasiado enredada y aburrida por la cantidad de conceptos teológicos que contiene, pero el problema no son las cosas que no entendemos sino, por el contrario, las cosas que sí entendemos y que simplemente no queremos hacer.
Uno de los grandes errores que cometemos es pedirle a Dios que haga por nosotros lo que Dios quiere que nosotros hagamos por Él. Por ejemplo, tratamos de convencer a los demás acerca de lo que es el pecado, pero esa es la responsabilidad del Espíritu Santo, no la nuestra. En el mismo sentido, Dios no hará por nosotros lo que podemos hacer nosotros mismos, que sería mostrar una vida transformada. Y muchos de nosotros estamos atascados espiritualmente allí.
La Biblia dice que debemos orar por todo, pero llega un momento en que la oración puede ser una forma de desobediencia, pereza o negligencia. No podemos orar como si dependiera solo de Dios; debemos trabajar como si dependiera de nosotros.
Cuando ser cristiano se convierte en un título, se convierte en un estorbo. El cristianismo siempre debe ser una acción. Por eso se le llama así al libro de los Hechos y no el libro las "anécdotas" o "historias". Si dijéramos menos e hiciéramos más, entonces podríamos ser más conocidos por lo que somos que por lo que criticamos.
Cuando todo haya terminado, y estemos en frente de Dios, Él no dirá "bien criticado" o "bien discutido, bien ganado" o incluso "que buen juicio hiciste" no, lo único que Él dirá será: “Bien hecho, mi buen siervo fiel."
Piensa en esto:
¿Qué cosas puedes empezar a hacer por ti en lugar de pedírselas a Dios?
¿Cómo puedes comenzar a ayudar a tu comunidad?
¿Cómo puedes ser más conocido por tus hechos que por tus dichos?
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