"Pero después de que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, Dios hará que todo vuelva a estar bien y que ustedes nunca dejen de confiar en él; les dará fuerzas para que no se desanimen, y hará que siempre estén seguros de lo que creen. Recuerden que Dios nos ha elegido por medio de Jesucristo, para que formemos parte de su maravilloso reino" 1 Pedro 5:10
Antes de toda bendición viene una confrontación. Es un hecho. Cuando nos enfrentamos a situaciones que sobrepasan nuestro entendimiento, sin explicación razonable, o cuando estamos cara a cara con nuestros temores, es cuando estamos en medio de una prueba.
Durante las pruebas, nos confrontamos, entre otras cosas, con nosotros mismos y con nuestra capacidad de confiar en que, no importa qué o cómo, saldremos a delante de esa situación.
Confrontación no es otra cosa que una comparación entre dos fuentes de información distintas. Una que pinta un panorama catastrófico y otra que nos dice que Dios proveerá toda nuestras necesidades. A diferencia de lo que muchos piensan (y buscan) de la Biblia, esta no contiene la promesa de que viviremos en paz aquí en la tierra, pero sí determina el camino que debemos seguir para atravesar por en medio de todas las dificultades que viviremos aquí.
La Palabra explica "Pero después de que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, Dios hará que todo vuelva a estar bien y que ustedes nunca dejen de confiar en él; les dará fuerzas para que no se desanimen, y hará que siempre estén seguros de lo que creen. Recuerden que Dios nos ha elegido por medio de Jesucristo, para que formemos parte de su maravilloso reino" (1 Pedro 5:10). Esta sí es una promesa de la que podemos estar seguros, de la cual, podemos destacar 5 puntos importantes que debes tener siempre presente:
Toda prueba es temporal. Recuerda que todo tiene un inicio un fin, nada es para siempre, incluida nuestra vida aquí en la tierra, así que antes de preocuparte identifica cuál es temporalidad de la prueba que estás pasando y fija tu mirada en el final de la misma.
Dios hará que todo vuelva a estar bien. Confía en que Dios está presente en cada momento de tu vida, no solo en los momentos de alegría. Así que desde el inicio pon tus problemas en manos de Él. Entre más rápido entregues tus problemas a Dios más rápido todo volverá a la normalidad.
Dios nos anima. No te desconectes de Dios, fomenta un hábito de continua comunicación consciente con Dios. Inicia un plan de lectura de su palabra y mantente oración, esto renovará diariamente tus ánimos.
En Dios tenemos certidumbre. Cuando estamos en continua comunicación consiente con Dios nuestra fe es reafirmada y fortalecida, de modo que, por fe, estamos seguros de que Dios siempre nos sacará de todo problema.
Estás apartado por Dios. Recuerda que Jesus dijo "Tengan la seguridad de que les he dado autoridad… sobre todo el poder del enemigo. Nada les hará daño" (Lucas 10:19 PDT), así que confía.
Ánimo, porque esto, esto también pasará… bendiciones.
